martes, 18 de septiembre de 2007

"DE ADICCIONES Y ALERGIAS" por Memorioso Olivares

Ésta mis amigos, es una historia pintorezca con aromas porteños, donde intento resumir la vida futbolística y sus inicios en este bello deporte de un muchacho fuera de lo común. El protagonista, con sus aventuras y desventuras, ganará el corazón de cada uno de ustedes...

HOY: Goleador. Provoletezco adicto. Alérgico. Marcelo.

La fecha 26 de Marzo. El año 1987. Lugar "La parrilla de los Argentinos".
Entre mesa y mesa un mozo zigzagueaba con parrilladas y vinos sobre su bandeja, atendía con agrado a los visitantes ocasionales que saboreaban con sumo agrado los manjares de la casa. Una de las mesas que atendía éste servidor del comer, de nombre Marcelo, estaba ocupada por un joven matrimonio; ella una señorita pispireta que acunaba en su vientre a una pequeña criatura, y su marido un hombre que años mas tarde sería confundido en varias ocasiones con el padre Farinello. Asado va, vacio viene, aceitosas provoletas impregnando el ambiente con su inconfundible aroma. Noche placentera y calma estaba pasando el matrimonio Gouarderes, hasta que el pequeño por venir comenzó a olfatear el olor de provoletas con óregano y aceite desde el vientre de su madre. Primero fue una patadita, mas tarde un codazo y cuando quisieron acordar el niño estaba propinando desde el útero una paliza a su madre sin que ésta nada pudiera hacer. Comenzaron las contracciones y el posterior trabajo de parto, ante la atónita mirada del resto de los comensales; ..."un médico, un médico"... gritaba desesperado el padre del bebé que entre asustado y eufórico no sabía que hacer, en ese momento el mozo llamado Marcelo tomó el toro por las astas y dijo ..."esa es mi mesa y acá los partos los hago yo"..., tras unos instantes el mozo devenido en partero entregaba en brazos al feliz padre un rellenito bebé que solo giraba sus pequeños ojitos en torno a una bandeja colmada de provoletas. El tiempo pasó y el pequeñin fué creciendo. A los 8 años y con sus 73 kilos a cuestas, Marcelito, llamado así en honor al mozo parturiento, comenzó a jugar en el patió de su casa con una pelota de provolone, su padre insistía ..."pateala nene, no la muerdas!!!".... Tanta insistencia dio sus frutos y con el correr del almanaque el niño fue cambiando la bola de provolone por una pelota de cuero. Empezó jugando el fútbol en un club barrial y posteriormente, tras ser visto por un cazatalentos, fichó para un club del ascenso que buscaba con ansias un 9 de área con potencia y olfato goleador. Precisamente esa fue su perdición, el olfato. En el año 2003 y con 16 años, la joven promesa de Desamparados de San Juan rompía redes sábado tras sábado, los defensores rivales apenas chocaban contra su potente físico caían al piso como las hojas de los árboles lo hacen en otoño. Final del Octogonal, el equipo de Marcelo visitaba a Universitario de San Luís en una cancha difícil. Durísimo sería recordar años mas tarde ese terrible partido para Marcelo. La cancha quedaba enfrente de una parrilla y las provoletas eran precisamente la especialidad de la casa. El micro llegó al estadio y los jugadores uno tras otro bajaban del micro, hasta que tocó el turno al goleador, quien con los ojos desorbitados bajó en una loca carrera, y no precisamente hacia el vestuario visitante. Derrota del equipo por 0 - 2 sin el 9 que, apostado en una mesa y con el botón del pantalón desabrochado, pedía otra vuelta de "provoletitas" de la casa; la abultada cuenta de la parrilla quebró la economía de la institución y el nombre de Marcelo jamás volvió a ser mencionado en las instalaciones del club. Años después ficho para un equipo llamado Tiburones. Fue vendido a Cebollitas. Adicto a las provoletas. Alérgico al agua. Pero esa amigos, esa, es otra historia...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJjajajajaj MUyyy buena me matoo la verdad se zaparon ajaja

Anónimo dijo...

La empresa lo esta por dar de baja
que pasa que no hay consumo de AGUA en esa casaaaaaa?

Anónimo dijo...

Hay que "agua"ntrse lo que se venga.
No dividan las "aguas", dejen que las divida yo... "Moises".