martes, 4 de septiembre de 2007

"DE PUNTÍN AL EXILIO" por Memorioso Olivares

Buenas tardes noches estimadísimos lectores de éste prestigioso BLOG, me han ofrecido ésta columna, que gustoso he aceptado, donde compartiré con ustedes historias varias que seguramente sorprenderan a mas de uno...

HOY: Alejandro; promesa; idolo; exiliado.

Corriá el año 1976 y llegaba al mundo un pequeño niñito llamado Alejandro. A la temprana edad de 5 años y con una barba ya incipiente, en su Montevideo natal en el vecino país de Uruguay, fué donde hizo sus primeros palotes en este hermoso deporte que es el balompié. En la plaza Independencia en el centro de la ciudad fué donde conoció lo apasionante de esta actividad que enloquece a multitudes, un tío viejo quien lo llevaba a pasear de purrete fué quien le regaló su primera pelota, Alejandrito asi lo llamaban, corría tarde tras tarde detrás de ese esférico que se transformaría con el tiempo en un amigo inseparable. Una tarde de primavera en Septiembre del 87 junto a sus compañeritos de colegio, fué cuando descubrió lo que, un tiempo después se transformaría en un mito del fútbol charrúa. Un tan habilidoso como osado compañero suyo cometió el error de, con pelota dominada, encarar al ya barbudo y reció personaje de esta breve historia, amagó para la derecha y con un quiebre de cintura intentó salir por la izquierda con un amague digno de las mejores gambetas de potreros, Alejandro jugado hacia su izquierda apenás pudo levantar su pié derecho y empalmar en la rodilla del compañerito debenido en atacante un tremendo puntinazo que pulverizó la rótula al instante, su zapatilla Topper empapada en sangre es aún guardada con cariño por Alejandro en su museo personal; la asistencia llegó rápido y el niño agredido solo perdió la mitad de la pierna. Desde esa tarde primaveral del 87 con sus no tan tiernos 11 años, un duro zaguero se fué forjando a fuego lento, picado tras picado, partido tras partido fué puliendo esa técnica refinada que solo poseen algunos pocos elegidos. Siempre leal, siempre de frente, en lo posible puntinazo a la rótula del rival. Tan famoso se hizo que en un partido intercolegial un árbitro al mostrarle la tarjeta roja, estalló en lagrimas y le pidió la casaca de recuerdo. Con el tiempo vinieron la fama, las mujeres, los excesos y el exilio a la Argentina. Pero esa amigos, esa, es otra historia...

Memorioso Olivares
Historiador

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy halagado, y emocionado hasta las lagrimas por tantos recuerdos, muchas gracias....Alejandro.
Pd: Tantos recuerdos me dan ganas de romper una rotula, vengan con canilleras para la semana que viene...

Anónimo dijo...

Aquel que quiera que cuente una historia sobre un tramo de su vida, solo tiene que pedirla por este medio. Afectuosos saludos.

Anónimo dijo...

Yo no me imaginaba que fuera tan sangriento el debut en las canchas de Alejandro. Pero como usted no sabe nadie.
Si tiene tiempo cuente algo de mi vida.